Aquí, en este planeta, todos somos víctimas de un burdo rumor, todos estamos de acuerdo en que la hoguera tiene un qué se yo que solo tiene la hoguera. Y todos nos hemos quedado con la flor en la mano como gilipollas, madre.
Gracias por la poesía, por la risa, por la actitud ante la vida y por el chasquido del hielo al chocar contra el cristal del vaso.
Nos vemos en cuanto lo exija nuestro cromosoma.