Charles es un príncipe de la tercera edad, un eterno Delfín con cara de manta-raya. Esta semana celebró su 65 cumpleaños y tuvo que pedirle pasta a su amatxu para los globos y los sándwiches. Es un ni-ni longevo y con corona que se consuela los achaques haciendo lo mismo que los futbolistas cuando se lesionan durante el partido: tumbarse en la Camilla.